Mantener un cuerpo saludable no sólo depende del deporte, sino que también de la alimentación. Es por esto que en este punto tenemos que tener especial cuidado con lo que entra a nuestro cuerpo. Cuidar lo comemos, no sólo tiene repercusiones al corto plazo, sino que también al largo plazo. Por ejemplo, una alimentación libre de grasas «malas» podría evitar problemas cardíacos y mucho más.

Las grasas, al igual que muchas cosas en la vida, se dividen en buenas y malas:

En las buenas nos encontramos con:

Grasas poliinsaturadas: Aceites vegetales que están líquidos a temperatura ambiente
Grasas Monoinsaturadas: Aceites vegetales que también son líquidas a temperatura ambiente, como por ejemplo, el aceite de oliva
Omega 3 : Este tipo de ácidos se consideran saludables sobre todo para el corazón, ya que permiten bajar el nivel de triglicéridos (o grasas) y colesterol que circula por el torrente sanguíneo.

Algunos de los alimentos que contienen grasas buenas son:
-Palta
-Nueces
-Semillas de sésamo
-Semillas de calabaza
-Almendras

Las grasas malas en cambio, se dividen de la siguiente manera:

Grasas saturadas: alimentos sólidos a temperatura ambiente. Como por ejemplo, la leche entera, helados y el queso.
Grasas trans: Este tipo de grasas malas son como las saturadas, pero se diferencian en que son modificadas químicamente en el proceso de fabricación de alimentos. Además este tipo de grasas aumentan los niveles de colesterol malo en la sangre, y reducen el bueno por lo que siempre deben ser evitadas de la alimentación.

Como pueden ver hay varias grasas que sí se pueden incluir dentro de la alimentación, pero en porciones adecuadas y siempre cuidando que sea la que mejor aporta a sus necesidades.

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