Para no moverte de tu cama sobran excusas. Primero el frío de la mañana, luego puede ser que eres incapaz de levantarte temprano y así podríamos seguir mucho tiempo buscando excusas. La verdad es que cuando quieres algo puedes, sí es lo que todos dicen, pero la verdad es que en la vida no hay otra fórmula más certera y más efectiva que la constancia, con esta maravillosa palabra podemos conseguir todo lo que queramos.
Convertir al ejercicio en una forma de vida, es complicado, pero sí se puede!
Entrena durante 30 días
Varios estudios han demostrado que si repetimos una misma acción durante 30 días podemos convertirla en un hábito. En un comienzo no creas que tienes que salir arrastrándote del gimnasio, la idea es que comiences a tu ritmo o haciendo la actividad que tú quieras dentro o fuera del gym. Lo importante es que lo hagas durante estos 30 días, con un día de descanso a la semana, y verás que muy pronto se convertirá en un hábito.
Sé constante
Aunque suene repetitivo, la constancia es la llave de la puerta al éxito. Lo importante es que todos los días, o al menos cuando comiences trates de que sea todos los días a una misma hora, de manera que poco a poco te irás acostumbrando a entrenar todos los días y a una misma hora, lo que te permitirá organizar tus actividades diarias de forma que el entrenamiento sea una más.
Busca a un acompañante
Para algunas entrenar acompañadas resulta ser mucho más motivador que hacerlo sola. Así es que corre a motivar a tu amiga, pololo, familiar o a quién tú quieras para que juntos hagan ejercicio. Si es que te gusta hacerlo sola también puedes hacerlo, aquí tú eliges lo que mejor se acomode a ti.
Anota tu progreso
Puede que sea un poco tedioso y que se te olvide, pero intenta recordar anotar tus entrenamientos de manera que poco a poco veas tu progreso, esto hará que te motives mucho más para entrenar y que al ver como vas avanzando te motives cada vez más.
Recuerda que además debes llevar una alimentación balanceada, de manera que puedas avanzar bien! Acuérdate que gran parte de nuestro cuerpo se «hace en la cocina», por lo que cuidar lo que comes es fundamental.
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